Las siete señales de alarma de la hiperactividad
Día 19/09/2013 - 12.24h
Esta patología, que afecta al 7% de menores en edad escolar, requiere un diagnostico precoz para evitar problemas serios de conducta en la adolescencia y la edad adulta
Si tu hijo está más inquieto de lo normal, se muestra agresivo, tiene una conducta irrespetuosa o se distrae constanemente es posible que padezca trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Hasta el 7% de los niños en edad escolar padece esta patología. Por ello, un diagnóstico a tiempo por parte del especialista es esencial para evitar que el trastorno origine problemas serios de conducta en la adolescencia y la edad adulta.
Muchos menores con TDAH mejoran a medida que pasan los años por el progreso de la maduración cerebral como por la adquisición de estrategias que permiten paliar los síntomas. Esta dolencia, en muchos casos, persiste en la edad adulta, lo que supone un importante perjuicio para la calidad de vida y la actividad sociolaboral del individuo.
El TDAH está causado por un desequilibrio químico en los neurotransmisores cerebrales que se produce, en la mayor parte de los casos, por la falta de madurez cerebral. Los niños que padecen este trastorno tienen una mayor dificultad para prestar atención y para controlar sus impulsos, aunque algunos de los síntomas también pueden aparecer en menores sin el trastorno lo que hace muy importante realizar un diagnostico apropiado.
Teresa Escobar, especialista de la Unidad de Neurología Infantil de la Clínica La Luz (Madrid) destaca que el TDAH puede diagnosticarse desde los cinco o seis años cuando llegan al colegio, aunque síntomas como una llamativa inquietud pueden hacerse patentes antes. Sin embargo, explica la doctora, es cuando entran en la escuela cuando los padres afrontan el problema, ya que observan que su hijo tiene dificultad para fijar los contenidos académicos y/o respetar las normas del centro.
«Sin un correcto diagnóstico y tratamiento, existe un alto riesgo de fracaso escolar y, lo que es peor aún, la posibilidad de que el niño adquiera una baja autoestima, que una vez establecida será muy difícil de combatir, incluso aunque el niño mejore su rendimiento, y que puede ser además la base de problemas de salud mental más serios, como depresión, ansiedad o trastornos de la personalidad», afirma Escobar.
Diagnóstico preciso y precoz
Otro de los problemas que sufren los niños con TDAH sin diagnostico es su impulsividad y su agresividad tanto en el colegio como en el ámbito familiar. En los casos más graves, esta impulsividad está asociada a una actitud poco reflexiva y que, puede desembocar en conductas adictivas en la adolescencia.
El TDAH puede tener consecuencias más graves más allá de que sea un niño «difícil» o «despistado». Es por ello que los especialistas insisten en la importancia de que haya un diágnostico preciso y precoz.
Para conseguir esto, los especialistas de la Unidad de Neurología Infantil de la Luz han identificado siete señales de alarma que indican que un niño puede estar sufriendo esta patología: inquietud anormal, interrupciones constantes al que está hablando, agresividad y conducta irrespetuosa, distracción constante, desorganización, baja autoestima y bajo rendimiento escolar.
A pesar de que es vital que los niños se sometan a un tratamiento cuando sufren este trastorno, si realmente no lo necesitan supone someter al menor a un riesgo innecesario, puesto que los fármacos contra la TDAH no son inocuos y tienen efectos secundarios como la anorexia, la pérdida de peso, el insomnio, molestias abdominales o hipertensión arterial. Por tanto, estos medicamentos deben estar siempre indicados por el especialista tras una valoración minuciosa de cada caso y con un seguimiento estrecho de la evolución del paciente.
En definitiva, los especialistas de la Luz recomiendan proceder a una valoración minuciosa del niño por un especialista en la materia si se detectan estas señales de alarma. Si el niño está tomando fármacos, su administración debe estar bajo un estricto control y seguimiento por parte del médico experto.
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