miércoles, 23 de octubre de 2013

VO2max, variable pronóstica en fibrosis quística - DiarioMedico.com

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Consumo máximo de oxígeno

VO2max, variable pronóstica en fibrosis quística

Medir este indicador de capacidad funcional y entrenarlo con ejercicio ayuda a predecir el ingreso, según un estudio de la UEM y el Niño Jesús, de Madrid.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com   |  23/10/2013 00:00

Margarita Pérez
Margarita Pérez, investigadora de la Universidad Europea de Madrid. (DM)

El consumo máximo de oxígeno (VO2max) -tomado con ergoespirometría- es una variable pronóstica para valorar la capacidad funcional en niños con fibrosis quística tras un programa de ejercicios, según un estudio dirigido por Margarita Pérez, de la Universidad Europea de Madrid (UEM), y el Servicio de Neumología del Hospital Niño Jesús, de Madrid, que se publica en Pediatric Pulmonology.

"Esta variable es más dinámica y permite conocer el estado de pulmones, corazón y músculos en ejercicio durante una prueba de esfuerzo", ha explicado Pérez a DM. El trabajo se realizó durante tres años -el ingreso durante el estudio equivalía a la exclusión- y con la participación de 77 niños de 10 años de media afectados por fibrosis quística leve o moderada. El 26 por ciento tenía una capacidad aeróbica baja, el 61, intermedia y el 13 por ciento, alta.

Todos fueron sometidos a valoración y con un "programa multiestadístico se analizaron las variables que influyen en el ingreso por exacerbación, como el VEF (volumen espiratorio forzado) el IMC, el estado nutricional, el grado de maduración... Nuestra sorpresa fue que la mayor validez para saber si un niño ingresará más pronto o más tarde la ofrecía la variable del consumo de oxígeno". El análisis estadístico ha revelado que una mejor capacidad aeróbica en niños con fibrosis quística, derivada de la práctica de ejercicio, se asocia con una reducción en el ingreso del 9 por ciento, una cifra que ya marca una diferencia clínicamente significativa y podría prevenir un peor pronóstico. "Para certificar un valor más alto nos haría falta una muestra mucho mayor, pero si en una pequeña ya es significativo y da ecuaciones pronósticas que determinan el tiempo en el que va a ingresar el niño", es que resulta útil.

Según la variable, una capacidad funcional alta indica un buen pronóstico y una calidad de vida. En el otro extremo, si es baja es necesario hacer un seguimiento exhaustivo al predecir el ingreso, la exacerbación pulmonar, y una peor calidad de vida. "El trabajo ha servido para añadir una variable de seguimiento. Si ésta mejora con el ejercicio, hay que elevarla al máximo posible. Gracias a otros estudios sabemos que intervenir ayuda a mejorar, y que los niños que sobrepasan 45 mililitros por kg/min de VO2 tienen una mejor evolución de la enfermedad y de las morbilidades asociadas".

Pauta de ejercicio
Para mejorar la capacidad se pautó a los niños un ejercicio mixto, que incluía -siempre desde el juego y adaptando la dosis de trabajo al estado y edad- trabajo cardiovascular y ejercicios de fuerza con máquinas adaptadas y con la carga del paciente. "Se trata de poner el músculo a tono para que cuando el corazón envíe la sangre el músculo sea capaz de consumir el óxigeno". El trabajo se inició con un calentamiento, seguido de un entrenamiento de fuerza intervalado en cada máquina, intentando que la frecuencia cardiaca no se redujera, y finamente, se ofrecía el juego como recompensa. "Los niños deben practicar sesiones individualizadas tras la limpieza del gimnasio, para evitar infecciones con niños de su misma patología".

Según Pérez, se debe continuar realizando el seguimiento de los niños con mayor capacidad, para "determinar si a largo plazo los que tienen un mejor consumo de oxígeno entran más tarde en cifras por debajo del 50 por ciento del VEF".

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