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Institutos Nacionales de la Salud
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Para los niños obesos, perder peso a veces puede llevar a trastornos alimentarios
Problemas como la anorexia podrían quedar sin diagnosticar o ser descartados, según muestran unos estudios de casos
Traducido del inglés: martes, 10 de septiembre, 2013
Estos problemas quizá no se diagnostiquen rápidamente, porque los padres y los médicos "creen que es bueno que estos adolescentes hayan perdido mucho peso", afirmó la investigadora principal, Leslie Sim, profesora asistente de psicología y experta en trastornos alimentarios del Centro Pediátrico de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
"Empezamos a ver que los niños que acudían a nuestra clínica tenían trastornos alimentarios graves como la anorexia nerviosa, con la que se pierde mucho peso y se restringen los alimentos que se ingieren, y que estos niños comenzaron a tenerla cuando eran obesos", señaló.
"Perdieron demasiado peso y se preocupaban por su alimentación", explicó Sim. "Cada pensamiento y cada conducta tiene que ver con la alimentación".
El nuevo informe, publicado en línea el 9 de septiembre en la edición impresa de octubre de la revista Pediatrics, se centra en dos casos de adolescentes obesos que perdieron mucho peso.
En el primer caso, un niño de 14 años perdió 87 libras (39.46 kg) en dos años. Aunque el plan había sido que él llevara una alimentación sana e hiciera ejercicio, contrajo un trastorno alimentario grave que conllevó una reducción drástica en la ingesta de calorías y restricciones rígidas en los alimentos.
A pesar de perder más de la mitad de su peso corporal, entre otros síntomas, los médicos inicialmente descartaron el diagnóstico de algún trastorno alimentario, según el estudio. Finalmente, su madre insistió en que evaluaran la posibilidad de algún trastorno de la alimentación.
En el segundo caso, una chica de 18 años perdió 83 libras (37.64 kg) en tres años. Después de ir al médico, la madre de la chica dijo que estaba preocupada porque su hija no comía nada de grasa y había restringido lo que comía en general.
Aunque se trataba de señales claras de un trastorno alimentario, el médico atribuyó los mareos de la chica y el hecho de no tener la menstruación a síntomas de deshidratación o a un síndrome de ovario poliquístico, un desequilibrio hormonal que provoca cambios en los ciclos menstruales.
Los dos adolescentes habían empezado un régimen como parte de sus esfuerzos para perder peso.
En ambos casos, a pesar de las revisiones regulares y las señales claras de desnutrición, sus trastornos alimentarios no fueron detectados y acabaron empeorando, afirmó Sim.
Los niños que ella había visto con este tipo de problemas estaban constantemente preocupados por qué y cuánto iban a comer, socialmente eran retraídos y estaban deprimidos, comentó Sim.
"Creemos que los niños obesos están en riesgo de sufrir trastornos de la alimentación porque reciben muchos mensajes de los medios de comunicación que dicen que no están sanos y que les pasa algo, y que han de cambiar", señaló Sim. "Y dado que son adolescentes, llevan las cosas al extremo".
La pérdida de peso no es tan típica en los adolescentes, indicó Sim. "Pienso que los padres deberían preocuparse por cualquier pérdida de peso", planteó.
Cuando los padres vean que sus hijos pierden peso, deberían preguntarles cuáles son sus hábitos alimentarios y si están saltándose comidas o evitando quedar con sus amigos, ya que estas pueden ser señales de un trastorno de la alimentación, comentó Sim.
El Dr. Metee Comkornruecha, especialista en medicina adolescente del Hospital Pediátrico de Miami, dijo que hay algo que los médicos ven mucho.
La genética juega un papel, pero hay otros problemas psicológicos como la ansiedad y la depresión que también influyen, indicó Comkornruecha, que no participó en el estudio.
"Cada vez que vea que su hijo pierde peso, ha de ver de qué manera lo está haciendo exactamente", señaló. "Perder peso a cualquier precio no es algo bueno. Han de hacerlo de manera saludable, lo que equivale a comer los alimentos apropiados y hacer ejercicio".
Al menos el 6 por ciento de los adolescentes sufren trastornos alimentarios, aunque muchos más tienen conductas alimentarias malsanas como hacer ayunos, tomar pastillas para adelgazar o laxantes, vomitar y darse atracones, según la información de respaldo con la que contó el estudio.
El estudio puso de relieve muchos mensajes importantes, afirmó el Dr. David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Yale.
"En primer lugar, la obesidad por sí misma es un factor de riesgo de los trastornos de la alimentación", indicó Katz. "Este vínculo está bien establecido para el trastorno por atracón, en el que la obesidad es posiblemente tanto la causa como el efecto".
Los trastornos de alimentación tienen que ver con una autoestima y autoeficacia bajas, y el esfuerzo para controlar la ingesta de alimentos es una manifestación de otros problemas subyacentes. Todos estos problemas pueden verse agravados por la obesidad, afirmó.
"En segundo lugar, aunque la pérdida de peso en el contexto de la obesidad puede parecer beneficioso, se llega a un punto en que los métodos usados (o los extremos alcanzados) pueden indicar que hay un trastorno alimentario", comentó Katz.
"Un tratamiento efectivo de la obesidad no puede tratar simplemente sobre la pérdida de peso, sino que se ha de tratar de la búsqueda de la salud", aseguró Katz. "Poner el énfasis en las conductas sanas es un modo de enfrentarse tanto a la obesidad como a los trastornos alimentarios. Si se pone el énfasis en la dieta y en los patrones de actividad para estar sano, y si nos centramos en las estrategias basadas en la familia, podemos atender a los factores de riesgo tanto de los trastornos alimentarios como de la obesidad".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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