viernes, 13 de septiembre de 2013

20.000 pastillas y una vida para Phumeza | Biociencia | elmundo.es

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TRATAMIENTO | En Sudáfrica

20.000 pastillas y una vida para Phumeza

  • No existen versiones genéricas de este medicamento accesibles en Sudáfrica
Javier Brandoli | Maputo
Actualizado jueves 12/09/2013 14:25 horas
 
 
Fueron cerca de 20.000 pastillas. Una tras otra tomadas durante dos años. En medio de toda aquella lucha perdió el oído y ganó la vida. Contra todo pronóstico y contra toda opción para quien vive en la miseria, la sudafricana Phumeza Tisile venció a la dura tuberculosis extremadamente resistente (XDR) gracias a la ayuda de Médicos Sin Fronteras. Por primera vez se vencía a este tipo de dolencia en Sudáfrica con un tratamiento que sólo está al alcance de aquellos que tienen dinero para comprar algo más de vida, de tiempo. No es desde luego el caso de África, donde la tuberculosis se ensaña con dureza.
"Nunca pensé que llegaría este día, quería vivir y eso es lo que me ha permitido salvarme", dice una feliz Phumeza que al tomar las últimas pastillas y saberse curada rompió a llorar. Las estadísticas estaban en su contra, la enfermedad tiene sólo un 20% de probabilidades de curación.
La tuberculosis, en general es la mayor causa de muerte en Sudáfrica. Hay medio millón de sudafricanos que cada año la contraen y para 2013 se estima que habrá 13.000 personas que sufrirán la variante XDR. Es especialmente dura en Khayelitsha, una inmensa y empobrecida township (gueto) de Ciudad del Cabo donde la enfermedad se contagia con facilidad en tiendas, medios de transporte e infraviviendas, convirtiendo aquel barrio en uno de los lugares del mundo con mayor incidencia de esta dolencia.
Pero Phumeza tuvo la suerte, si algo en la vida de esta mujer se puede asociar a esta palabra, de caer en las manos de una ONG que decidió invertir una fuerte cantidad de dinero para demostrar que hay fármacos que garantizan la supervivencia de los infectados. El primer obstáculo fue detectar su tuberculosis. "Debido a las limitaciones que existen, lo complicado para los pacientes es que les detecten la DR en los hospitales públicos, lo que retrasa mucho su tratamiento y reduce mucho sus posibilidades de cura", explica la doctora Jennifer Hugues, de MSF. "Ella ha tenido que tomar más de 20 píldoras al día, suplementos e inyecciones durante más de dos años. Es demasiado", relata la doctora.
Las inyecciones son muy dolorosas y Phumeza ha tenido que soportar más de 200 en estos 24 meses. "Pequeñas cabronas", las bautizó una paciente que ha sufrido una dolorosa cura. "Duelen mucho", incide ella.
Sin embargo, Phumeza salvó la vida con un tratamiento que cuesta demasiado para poder aplicarse a otras personas. La doctora Hugues utilizó un antibiótico llamado Linezolid que ha dado unos resultados magníficos. "El medicamento está patentado por una farmacéutica y no existen versiones genéricas" accesibles en Sudáfrica, con lo que un tratamiento de dos años supone un coste de 36.000 euros, algo impagable por la mayor parte de infectados. "Estamos trabajando con el Gobierno de Sudáfrica, y pedimos a la farmacéutica que nos ayude, para conseguir un Linezolid a precios más baratos que permitan salvar vidas", dicen en MSF.
Mientras, Phumeza celebra el haber vuelto a nacer y ya hace planes para un futuro al que no estaba invitada. “Tras la experiencia de haber padecido la XDR-TB no soy la misma persona. Quiero matricularme en la universidad, aunque sé que será difícil por mi sordera. El mundo de los negocios no me aceptará, pero quizá pueda hacer una carrera relacionada con la sanidad”, afirma ella.

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