Investigadores de la RIC (Carlos III) demandan un cambio en el manejo de los pacientes que requieren trasplante cardíaco urgente
Madrid (18/09/2013) - Redacción
Resultados en España demuestran la posibilidad de predecir la supervivencia en trasplantes cardiacos urgentes y la conveniencia de retrasar su ejecución
El estudio, realizado por investigadores de la RIC (Red de Investigación Cardiovascular) del Instituto de Salud Carlos III y coordinado por los doctores Eduardo Barge y Marisa Crespo, de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca Avanzada y Trasplante Cardíaco del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de A Coruña, corrobora a nivel nacional las conclusiones del análisis previo realizado por los mismos investigadores en Galicia en 2011.
La escala INTERMACS es una herramienta clínica sencilla que permite establecer una rápida clasificación de los pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada en siete perfiles en base al grado de deterioro hemodinámico y a la severidad de la afectación de los órganos diana.
De acuerdo con esta escala, el perfil INTERMACS 1 supone el nivel más crítico, mientras que el perfil INTERMACS 7 define la situación clínica más favorable. Según el Dr. Eduardo Barge, "el nivel de cada paciente lo establece el médico de forma rápida y sencilla en la cabecera del enfermo atendiendo a su estado clínico. Esto es una gran ventaja".
Los investigadores de la RIC analizaron el pronóstico postoperatorio de 704 pacientes adultos con insuficiencia cardiaca crítica que recibieron un trasplante cardiaco con un status emergente en quince hospitales españoles durante el periodo 2000-2009. Dicho status emergente, denominado alerta 0 por la Organización Nacional de Trasplantes, supone que el paciente presenta un elevado riesgo de mortalidad a corto plazo derivado de su cardiopatía y, por tanto, conlleva prioridad sobre el resto de receptores incluidos en lista de espera para recibir el primer corazón donante compatible que se genere en el país.
En tres grupos
Los pacientes estudiados fueron clasificados en tres grupos en función del perfil INTERMACS que presentaban en el momento del trasplante. Un 30 por ciento se asignó al perfil 1 ('shock cardiogénico crítico'), un 40 por ciento al perfil 2 ('deterioro clínico progresivo') y el restante 30 por ciento a los perfiles 3 ('estable con inotrópicos') y 4 ('síntomas en reposo'). Ningún paciente fue asignado a los perfiles 5, 6 o 7, que definen una situación clínica de menor severidad que probablemente no justificaría la inclusión del paciente en lista de espera para trasplante cardiaco en situación de alerta 0.
El estudio de la RIC demostró una consistente asociación entre el perfil clínico preoperatorio y la supervivencia tras el trasplante cardiaco, de modo que los pacientes con un nivel INTERMACS más bajo y, por tanto, con un estado clínico más severamente afectado, presentaron una supervivencia menor tras la intervención.
Esto se debió fundamentalmente una mayor frecuencia de complicaciones postoperatorias precoces como fallo primario del injerto o fracaso renal agudo y una mayor mortalidad intrahospitalaria tras el trasplante (41 por ciento en el grupo INTERMACS 1, 27 por ciento en el grupo 2 y 18 por ciento en el grupo 3-4). Cabe destacar, sin embargo, que las causas de muerte y la supervivencia a largo plazo de los pacientes que superaron la fase postoperatoria intrahospitalaria fueron similares en los tres grupos.
"Estos resultados apuntan hacia la necesidad de un cambio de paradigma en el manejo terapéutico de los pacientes con insuficiencia cardiaca crítica", señala el Dr. Eduardo Barge. El investigador principal de este estudio explica que "La elevada mortalidad postoperatoria observada en los pacientes con perfiles INTERMACS 1 y 2 nos indica que plantear de entrada el trasplante cardiaco no es, probablemente, la mejor opción terapéutica en estos casos".
La recomendación de este cardiólogo sería "proceder inicialmente a la estabilización del paciente y retrasar su inclusión en lista de espera unos días, al menos hasta conseguir que su estado clínico haya mejorado lo suficiente como para realizar el trasplante cardiaco con una razonable expectativa de supervivencia". "En la mayoría de los casos" -prosigue el Dr. Barge- "la estabilización del paciente sólo puede llevarse a cabo con éxito mediante el implante de un dispositivo mecánico de asistencia circulatoria, de ahí el crucial interés que conlleva el desarrollo de este tipo de terapias en los centros que realizan trasplante cardiaco".
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