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Institutos Nacionales de la Salud
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Un estudio halla que las tasas de mortalidad no han cambiado a pesar de que el tratamiento se administra con mayor rapidez
La duración de la estancia en el hospital hasta una angioplastia mejoró en 16 minutos a lo largo de cuatro años
Traducido del inglés: jueves, 5 de septiembre, 2013
En un periodo de cuatro años, los investigadores encontraron que el tiempo promedio desde que los pacientes de ataque cardiaco llegan al hospital hasta que reciben una angioplastia, un procedimiento para volver a abrir los vasos sanguíneos, mejoró en 16 minutos. Este marco de tiempo se conoce como tiempo puerta-balón, debido a que la angioplastia utiliza un dispositivo similar a un balón para abrir las arterias estrechas.
"El tiempo puerta-balón se redujo de manera significativa, pero nos decepcionó ver que no hubo una disminución en la mortalidad", señaló el autor principal del estudio, Dr. Daniel Menees, profesor adjunto en la Universidad de Michigan y director del programa de becas de investigación en cardiología intervencionista de la universidad.
Menees apuntó que los hallazgos subrayan el hecho de que el tiempo puerta-balón en el hospital es solo una parte del tratamiento del ataque cardiaco. "Aun cuando actuemos rápidamente, las células cardiacas mueren", señaló. "Para cuando los pacientes llegan al hospital y reciben tratamiento han transcurrido entre dos y tres horas, y no es mucho lo que podemos hacer para salvar el corazón".
Sin embargo, esto no quiere decir que el tiempo no sea crítico, agregó.
"El beneficio está en tener un diagnóstico rápido y recibir el tratamiento de manera oportuna", señaló. "La gente tiene que saber que existe la posibilidad de que sufran un ataque cardiaco y de que sean trasladados a un hospital. Prefiero que alguien venga con síntomas y que luego resulte en una falsa alarma que tener a alguien esperando en casa con un ataque cardiaco hasta que sea demasiado tarde".
Los resultados del estudio aparecen en la edición del 5 de septiembre de la revista New England Journal of Medicine.
En el estudio participaron alrededor de 100,000 personas que sufrieron un ataque cardiaco y que se sometieron a una angioplastia para tratarlo. Este procedimiento consiste en la introducción de un catéter por una arteria coronaria para abrir arterias estrechas o bloqueadas. Luego de que se abre la arteria, se suele colocar una malla metálica en forma de tubo llamada dilatador ("stent") para mantenerla abierta.
De acuerdo con Menees, el tiempo puerta-balón se considera como una medida de calidad.
Durante los primeros 12 meses del estudio, de julio de 2005 a junio de 2006, el tiempo puerta-balón promedio fue de 83 minutos. Durante los últimos 12 meses del estudio, de julio de 2008 a junio de 2009, el tiempo descendió a 67 minutos.
Sin embargo, en el último año del estudio, el 83 por ciento de los pacientes había tenido un tiempo puerta-balón de 90 minutos o menos, en comparación con apenas el 60 por ciento del primer año.
Sin embargo, no se observó una disminución correspondiente en las tasas de mortalidad a 30 días o de la duración de la estancia en el hospital, según el estudio.
Menees destacó que todavía no es el momento de descartar la idea de un menor tiempo puerta-balón. Es posible que existan beneficios debido a un menor tiempo, pero estos no se cuantificaron en el estudio. Puede que un menor tiempo conduzca a beneficios a largo plazo en la mortalidad u otras variables, como un menor número de personas con insuficiencia cardiaca.
Sin embargo, destacó que es poco probable que un menor tiempo puerta-balón suponga beneficios adicionales en cuanto a tasas de mortalidad, y que de hecho podría aumentar las probabilidades de errores. "Hay un límite en la rapidez con la que podemos actuar", señaló. "Cuanto más rápido seamos, más propensos seremos a los errores en la carrera contra el reloj".
El Dr. Kirk Garratt, director clínico de investigación cardiovascular intervencionista del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, estuvo de acuerdo. "Será difícil ir más rápido", destacó. "Si eliminamos la sala de emergencias de la ecuación, podemos ahorrar otros 20 minutos en el tiempo puerta-balón, pero no tenemos ninguna prueba de que con esto se vayan a salvar muchas más vidas. Y a veces los pacientes necesitan llegar primero a emergencias, especialmente si no están estables".
Garratt subrayó que quizá sea la hora de centrarse en algo más que las tasas de mortalidad. "Si tratamos a los pacientes en un intervalo de 90 minutos tal vez estemos salvando las vidas de todos aquellos que pueden ser salvados, pero abrir una arteria bloqueada lo más rápido posible solo hará que el ataque cardiaco sea tan pequeño como pueda ser", destacó. "Esto quiere decir que los sobrevivientes de ataque cardiaco puede que tengan corazones más fuertes y, con suerte, con menos problemas.
Si reducir el tiempo de espera hasta el tratamiento no hace ninguna diferencia en las tasas de mortalidad, señaló Garratt, "es hora de que empecemos a pensar de manera diferente con relación a la gestión del tratamiento cardiaco".
"[Aunque] el tiempo puerta-balón recibe mucha atención, es probable que sea solo una pequeña parte del panorama más general", señaló Menees. "Al centrarnos en el tiempo puerta-balón, tal vez no estemos prestando atención a otras oportunidades".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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