FARMACIA
Un 43% de los pacientes tienen importantes carencias informativas sobre los medicamentos que consumen
Óscar Giménez, Barcelona · 16 Noviembre 2012 12:56
Un estudio presentado en el V Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios pone en evidencia el impacto positivo de una buena dispensación farmacéutica.
“Una dispensación bien hecha puede rellenar los vacíos de conocimiento que tienen los pacientes acerca de los medicamentos que toman”. Esta es una de las afirmaciones expresadas en la presentación del Programa D-VALOR, El Valor de la dispensación, el mayor estudio realizado en España para evaluar el impacto de una buena dispensación farmacéutica.
Los resultados de este estudio se han presentado en el marco del V Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios, que se celebra en Barcelona, con la participación de más de 2.500 farmacéuticos de toda España, que a lo largo de 8 meses han ido proporcionando datos referentes a más de 201.000 dispensaciones de medicamentos.
La investigación ha sido financiada por Mylan y promovida por la Fundación Pharmaceutical Care, Correo Farmacéutico y la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), cuya presidenta, Marichu Rodríguez, ha destacado que un buen servicio de dispensación en las farmacias puede contribuir a resolver problemas relacionados con la efectividad y seguridad de los tratamientos. A su juicio, los resultados del Programa D-VALOR son algo que los profesionales “intuían pero que por primera vez se demuestra a través de un estudio”. Por un lado, pone de manifiesto que existe un importante desconocimiento entre los pacientes acerca de los fármacos que toman –para qué, cómo, a qué dosis, durante cuánto tiempo...-. Por otro, que ese desconocimiento puede afectar a la efectividad y seguridad de los medicamentos. Y en definitiva, que el farmacéutico comunitario tiene un papel esencial que desempeñar para corregir esas lagunas de conocimiento.
El estudio se ha centrado en las dispensaciones de cinco grupos terapéuticos ampliamente utilizados: bifosfonatos, benzodiacepinas, antiasmáticos, estatinas y antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Uno de los resultados más llamativos es que el 43% de los pacientes tiene algún tipo de carencia informativa importante sobre el medicamento que se le dispensa, ya sea en cuanto a su indicación, posología, forma de uso o duración del tratamiento.
La carencia detectada más habitual es la de la duración del tratamiento, puesto que más de un 40% no sabía con exactitud durante cuánto tiempo debía tomar su medicación. Además, un 10,5% no conocía la forma de uso, un 5,9% desconocía la posología y un alarmante 4,9% no sabía para qué era el medicamento.
Luis Salar, coordinador del estudio, fue el encargado de presentar los resultados y comentar en qué medida las carencias informativas pueden afectar tanto a la percepción de los propios pacientes sobre la efectividad y seguridad de la medicación, como a la efectividad y seguridad en sí.
Por ejemplo, subrayó que uno de cada tres pacientes que toman bifosfonatos no sabía que estos medicamentos tienen que tomarse solos, sin alimentos, pero acompañados de suficiente agua y a primera hora de la mañana en posición erguida. De no tomarlos de ese modo, los fármacos son menos efectivos y menos seguros. Sobre esta medicación, el estudio también revela que un elevado porcentaje de pacientes no consumen calcio.
Del mismo modo, no saber utilizar los inhaladores para el tratamiento del asma, algo que sucede en el 15% de los pacientes que los usan, implica una gran pérdida de eficacia y, como consecuencia, una alta tasa de abandono de la terapia (35%).
Respecto al empleo de AINE, el 31% de los pacientes a los que se dispensaron desconocía durante cuánto tiempo debía tomarlos; y en el caso de las benzodiacepinas, un 74% las estaba tomando durante más de 3 meses, lo cual está contraindicado y representa un riesgo de desarrollar tolerancia y dependencia.
Estos problemas detectados en el estudio se asocian a la percepción que tienen los usuarios sobre la efectividad y seguridad de los medicamentos. En este sentido, solamente un 48% de aquellos que desconocen la dosis que deben tomar declara que el tratamiento es efectivo, mientras que este porcentaje es del 73% cuando sí se tiene la información adecuada. Asimismo, entre los pacientes que no conocen la forma de uso y la dosis, un 14% declara problemas de seguridad, mientras que ese porcentaje es solo del 6% entre aquellos que sí tienen esa información.
Tal como explicó Luis Salar, las intervenciones de los farmacéuticos que participaron en el estudio se centraron fundamentalmente en ofrecer información (71% de los casos) y educación sanitaria (60%), aunque también se derivó un 5% de los casos a los médicos y en un 6% se inició un seguimiento farmacoterapéutico. “Una información adecuada proporcionada en tan solo 2 minutos puede cambiar la percepción del pacientes sobre la eficacia y la seguridad del medicamento que toma”, concluyó.
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