lunes, 23 de septiembre de 2013

El ejercicio en piernas inquietas, una vía para aliviar la urgencia de movimiento - DiarioMedico.com

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Día Mundial del SÍNDROME

El ejercicio en piernas inquietas, una vía para aliviar la urgencia de movimiento

El síndrome de piernas inquietas (SPI) tiene una prevalencia de entre el 5 y el 10 por ciento en España, con una frecuencia un poco mayor en mujeres de mediana edad.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com   |  23/09/2013 00:00

Desislava Panova y Javier Alcázar
Desislava Panova y Javier Alcázar,en la caminata solidaria del Síndrome de Piernas Inquietas. ()

El síndrome de piernas inquietas (SPI) tiene una prevalencia de entre el 5 y el 10 por ciento en España, con una frecuencia un poco mayor en mujeres de mediana edad. El tiempo medio que transcurre entre la aparición de síntomas y el diagnóstico es de 10-15 años.

No todos los pacientes requieren tratamiento, y algunos pueden controlar o mejorar su síntomas con medidas no farmacológicas. Una de ellas es la actividad física moderada a última hora de la tarde, que parece beneficiar a los pacientes. "El hecho de estar en movimiento alivia los síntomas y ayuda a descansar mejor", ha explicado a DM Desislava Panova, especialista en Neurofisiología Clínica del Instituto de Investigaciones del Sueño, a propósito del Día Mundial del SPI, que se celebra hoy, y de la caminata popular Destapa el Síndrome de Piernas Inquietas, realizada en Madrid, con la colaboración de UCB. "El paciente con SPI tiene una necesidad imperiosa de mover las piernas, sobre todo por la tarde-noche, que hace que no pueda conciliar el sueño", ha afirmado Javier Alcázar, director médico asociado del área Terapéutica de Sistema Nervioso Central de UCB Pharma.

También se deben limitar las cantidades de café, nicotina y alcohol, enfocar la atención hacia otras actividades, y evitar el ejercicio intenso. La calidad de vida del paciente se ve muy afectada por la patología y consulta por insomnio de inicio y mantenimiento del sueño. "Suele provocar ansiedad y depresión, cuyo control puede ser complicado por los efectos secundarios que pueden intervenir con el SPI", afirma Panova. Por ello, los criterios diagnósticos incluyen la aparición de sensaciones molestas en las extremidades -descritas como desasosiego, calambres, hormigueo-, que empeoran o se inician en reposo por la tarde-noche, la presencia de movimiento de piernas nocturno y la respuesta a los agonistas dopaminérgicos.

La patología en el 20 por ciento de los pacientes podría explicarse como secundaria a cuadros de anemia, nefropatías, trastornos del sistema nervioso periférico y embarazo. No obstante, según recientes estudios, el riesgo de desarrollar una cardiopatía e hipertensión aumenta 2,5 veces con respecto a la población sana.

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