Comer en restaurantes conlleva una ingesta superior de calorías
13/11/2012 - E.P.
Los azúcares, grasas saturadas y sodio que se toman de manera adicional puede tener consecuencias a largo plazo y conllevan un mayor riesgo de obesidad y diabetes
Comer en restaurantes en lugar de en el hogar acarrea una ingesta superior de calorías, según evidencia un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), que consideran que éstos no deben ser un sustituto directo de la comida casera.
Así lo ha asegurado la autora principal de este trabajo, Lisa Powell, que añade que esta situación no debe darse "por norma". A pesar de que la experta entiende que los resultados de esta investigación "pueden no sorprender ", reitera que en los establecimientos de venta de comida se ingiere "más grasa y azúcar" que en los hogares.
Y es que, advierte que las calorías, azúcar, grasas saturadas y sodio que se toman de manera adicional puede tener consecuencias a largo plazo. Además, conllevan "un mayor riesgo" de obesidad y diabetes para la persona.
Para llegar a esta conclusión, Powell y su coautor, Nguyen Binh, han empleado los datos de las encuestas de salud representativas realizadas en Estados Unidos entre el año 2003 y el 2008. En las mismas se entrevistó a más de 9.000 adolescentes a los que, en dos fases diferentes, se les pidió recordar todo lo que habían comido y bebido en las últimas 24 horas.
Uno de los datos más importantes proporcionados por este trabajo es el de que "entre el 24 por ciento y el 42 por ciento de los menores consumen en restaurantes de comida rápida", expone la especialista. Añadido a ello, explica que "entre el 7 por ciento y el 18 por ciento habían comido en un restaurante de servicio normal".
Extrapolando los datos, estiman que los primeros comen y beben un extra de 310 calorías diarias, mientras que los segundos lo hacen en una cantidad de 267 calorías. Por su parte, los más pequeños lo hacen en cantidades de 126 y 160 calorías al día, respectivamente.
Esta situación se agrava en los menores pertenecientes a familias de un nivel adquisitivo más bajo, lo que es "preocupante" para Powell porque esta coyuntura "va a aumentar las disparidades de salud entre los distintos grupos socioeconómicos".
Por otra parte, deduce que comer en cualquiera de los dos tipos de restaurante va asociado a una disminución en la ingesta de leche por parte de los niños. Así lo aseguran los autores en este estudio publicado en la revista especializada Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine y financiado por el Instituto Nacional del Cáncer y por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.
Así lo ha asegurado la autora principal de este trabajo, Lisa Powell, que añade que esta situación no debe darse "por norma". A pesar de que la experta entiende que los resultados de esta investigación "pueden no sorprender ", reitera que en los establecimientos de venta de comida se ingiere "más grasa y azúcar" que en los hogares.
Y es que, advierte que las calorías, azúcar, grasas saturadas y sodio que se toman de manera adicional puede tener consecuencias a largo plazo. Además, conllevan "un mayor riesgo" de obesidad y diabetes para la persona.
Para llegar a esta conclusión, Powell y su coautor, Nguyen Binh, han empleado los datos de las encuestas de salud representativas realizadas en Estados Unidos entre el año 2003 y el 2008. En las mismas se entrevistó a más de 9.000 adolescentes a los que, en dos fases diferentes, se les pidió recordar todo lo que habían comido y bebido en las últimas 24 horas.
Uno de los datos más importantes proporcionados por este trabajo es el de que "entre el 24 por ciento y el 42 por ciento de los menores consumen en restaurantes de comida rápida", expone la especialista. Añadido a ello, explica que "entre el 7 por ciento y el 18 por ciento habían comido en un restaurante de servicio normal".
Extrapolando los datos, estiman que los primeros comen y beben un extra de 310 calorías diarias, mientras que los segundos lo hacen en una cantidad de 267 calorías. Por su parte, los más pequeños lo hacen en cantidades de 126 y 160 calorías al día, respectivamente.
Esta situación se agrava en los menores pertenecientes a familias de un nivel adquisitivo más bajo, lo que es "preocupante" para Powell porque esta coyuntura "va a aumentar las disparidades de salud entre los distintos grupos socioeconómicos".
Por otra parte, deduce que comer en cualquiera de los dos tipos de restaurante va asociado a una disminución en la ingesta de leche por parte de los niños. Así lo aseguran los autores en este estudio publicado en la revista especializada Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine y financiado por el Instituto Nacional del Cáncer y por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.
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