Expertos alertan de que los adultos siguen entendiendo la vacunación como una medida preventiva asociada sólo a la infancia
Madrid (09-12/11/2012) - Nekane Lauzirika
• Advierten que la falta de percepción de riesgo sobre las enfermedades infecciosas hace que no se inmunicen y resurjan brotes
• En el seminario "Inmunización en adultos. ¿Un reto por alcanzar?", organizado por Pfizer
El tema no es baladí, ya que sólo entre un 30-40 por ciento del colectivo médico se inmuniza, siendo las principales razones que aducen para no hacerlo la despreocupación ante un posible contagio, la dejadez o la falta de tiempo. A este dato se une el que la mayoría de la población española continúa entendiendo la vacunación como una herramienta preventiva asociada a la infancia, a pesar de que muchas de las patologías consideradas socialmente como infantiles pueden afectar también a los mayores no inmunizados. Como ejemplo de ello, los especialistas señalan los brotes controlados de sarampión detectados entre los años 2010 y 2011, en el que el 32,1 por ciento de los casos correspondieron a mayores de 19 años.
Estos datos fueron ofrecidos en el seminario "Inmunización en adultos. ¿Un reto por alcanzar?", organizado por la compañía biomédica Pfizer. En el encuentro se presentó la 'Encuesta sobre la vacunación de adultos en España. Gripe y Neumococo', coordinada por el presidente de la Sociedad Española de Quimioterapia y Vacunología (SEQ), Juan José Picazo, que se publicará próximamente en la revista 'Vacunas', y en la que se han analizado los hábitos de vacunación de la población general y el personal sanitario.
Picazo detalló las principales resultados del informe, que ha contado con la intervención de 336 profesionales sanitarios y 80 pacientes y del que se concluye también que casi ocho de cada diez facultativos seguiría y recomendaría un consenso científico en el que se aconseje la vacunación periódica contra la gripe y el neumococo.
Por especialidades, el estudio indica que quienes más se vacunan son los neumólogos, que mostraron un porcentaje de vacunación del 85 por ciento, seguido de los médicos de Atención Primaria (75 por ciento), los internistas y los geriatras (ambos con un 65 por ciento). "Aunque el número de sanitarios que se vacuna cada año es bastante menor", remachó Picazo, "probablemente no llegue al 30 por ciento", reconoció.
"No es un acto de fe"
Entre los argumentos para no inmunizarse los médicos citaron el no considerarse persona de riesgo/falta de preocupación por el contagio (el 37 y el 92 por ciento). En el caso de la gripe, también se argumentó dejadez (13 por ciento) y falta de tiempo (10 por ciento).
Si la tasa de vacunación en los facultativos es baja, todavía es menor entre el personal de enfermería. "Cinco o seis veces inferior", advirtió Picazo. Y es que hasta el 8 por ciento de los sanitarios asegura tener miedo ante posibles efectos adversos de la vacuna, mientas que un 6 por ciento admite tener serias dudas sobre la eficacia. "Cuando esto no es un acto de fe, hay una evidencia científica que demuestra que las vacunas funcionan", defendió el especialista para quien los médicos deben dar ejemplo a sus propios pacientes y tener presente que cuando se vacunan no lo están haciendo por ellos mismos sino también en beneficio de la comunidad", zanjó Picazo.
La cultura de la prevención
Los expertos se lamentan de que los adultos españoles siguen sin concienciarse sobre la importancia de vacunarse, lo que supone un riesgo para ellos mismos y para todo su entorno. Por ello insisten en la importancia de inculcar la cultura de la prevención no sólo en la población infantil, sino también entre los adultos, puesto que hay muchos no vacunados durante la niñez o que deben recibir dosis periódicas de recuerdo.
"Mientras que la vacunación en el niño está incluida en los calendarios infantiles y todos los padres están pendientes de vacunar a sus hijos, el adulto a menudo queda desatendido por sí mismo hasta que ve un caso próximo que le llama la atención y decide vacunarse", añadió el doctor José Ramón de Juanes, jefe de Servicio de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre
¿La vacunación, derecho o deber?
En el Seminario intervino el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, César Tolosa, quien planteo la posibilidad de que la vacunación pudiera dejar de ser un derecho y convertirse en un deber en aras de promover la Salud Pública. En opinión del magistrado, "pese al carácter voluntario de la vacunación, resulta posible obligar a vacunarse bajo ciertos requisitos, sin que tal imposición suponga violación alguna de los derechos individuales constitucionalmente reconocidos".
En cuanto a obligar por ley al profesional sanitario a vacunarse de la gripe u otras enfermedades en determinados supuestos "es una opción del legislador" que "no ha existido hasta este momento", a pesar de que "tuvo oportunidad de incluirse en el año 2011 con la Ley de Salud Pública".
Recomendaciones en adultos
En cuanto a la vacunación en adultos, la OMS establece como necesaria la administración de dosis de recuerdo frente a la difteria, el tétanos, la tosferina y la gripe y la enfermedad neumocócica en el caso de personas con alguna patología asociada.
Para el doctor Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, en el caso concreto de la enfermedad neumocócicca, "la tasa de letalidad en las personas que la padecen está en torno al 20 por ciento. La vacuna en el adulto permite reducir casi el 50 por ciento de las muertes. Como consecuencia de su alto poder de inmunización", explicó. "Una medida más coste-eficacia que la administración de antibióticos una vez que se ha desencadenado el proceso".
El vicepresidente del Departamento de Vacunas, Medicamentos y Asuntos Científicos de Pfizer, Luis Jodar, se refirió a la importancia de "aumentar los esfuerzos de vigilancia en todo el mundo para medir el impacto en términos de mortalidad y morbilidad de la introducción de vacunas en los programas de vacunación infantil". En su opinión, esta labor de vigilancia epidemiológica debe mantenerse en el tiempo y dotarse de recursos apropiados para "poder detectar rápidamente la aparición de nuevos serotipos de enfermedad neumocócica invasiva (ENI)". Esto es decisivo en la búsqueda de nuevas vacunas experimentales antineumocócicas que sean capaces de proporcionar la cobertura de cepas adecuada para las situaciones epidemiológicas tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo.
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