jueves, 22 de noviembre de 2012

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Una de cada cinco personas sufre una disfunción del olfato

Barcelona (22/11/2012) - Redacción

• El análisis estadístico de OLFACAT llega ahora a la comunidad científica a través de un artículo publicado en el British Medical Journal

• Se trata del mayor estudio europeo sobre el sentido del olfato en población general

El sentido del olfato proporciona gran información sobre el entorno, por lo que es importante ser conscientes de nuestras capacidades olfativas. El análisis estadístico de OLFACAT, un estudio realizado en diciembre de 2003, llega ahora a la comunidad científica a través de un artículo publicado en el British Medical Journal (BMJ). Consistió en un estudio transversal, distribuido a la población general a través de un diario bilingüe en catalán y castellano, que fue coordinado por el Dr. Joaquim Mullol, investigador sénior del Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y director de la Unidad de Rinología y Clínica del Olfato del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínic de Barcelona, en colaboración con el Hospital Municipal de Badalona.
Los resultados muestran que casi una de cada cinco personas de la población general sufre un cierto nivel de disfunción olfatoria y establece los principales factores de riesgo para la anosmia (pérdida total del sentido del olfato) y la hiposmia (pérdida parcial del olfato).
Con más de 10.000 participantes (9.348 de los cuales entraron en el análisis estadístico) OLFACAT es el mayor estudio europeo sobre el sentido del olfato en la población general. La encuesta constaba de cuatro olores microencapsulados (rosa, plátano, perfume y gas) y dos cuestionarios sobre la percepción de los olores y el estado epidemiológico / de salud de los encuestados. Los términos normosmia, hiposmia y anosmia se utilizaron cuando los participantes detectaron, reconocieron o identificaron los cuatro, de uno a tres o ninguno de los olores, respectivamente.
Los resultados del análisis estadístico muestran, de acuerdo con otros estudios, que las mujeres obtuvieron mejores resultados en las pruebas olfativas que los hombres del mismo grupo de edad, y también comunicaron una mejor percepción del estado de su sentido del olfato. Esta diferencia de género se mantiene en todas las edades, y aumenta considerablemente después de la séptima década de vida. El olfato se considera normal en el 80,6 por ciento (detección), 56 por ciento (reconocimiento/memoria) y 50,7 por ciento (identificación) de los encuestados. La prevalencia de la disfunción del olfato era de 19,4 por ciento para la detección (0,3por ciento anosmia, 19,1 por ciento hiposmia), 43,5 por ciento para la memoria/reconocimiento (0,2 por ciento anosmia, 43,3 por ciento hiposmia) y 48,8 por ciento para la identificación (0,8 por ciento anosmia, 48 por ciento hiposmia). Por último, se observó una disminución significativa relacionada con la edad en la capacidad de detectar los olores. Sin embargo, el reconocimiento e identificación de olores aumentaba progresivamente hasta la cuarta década y se reducía después de la sexta década de la vida. Esto sugiere un proceso de aprendizaje a oler durante la vida que está relacionado con el nivel educativo de los participantes.
En conclusión, la disfunción olfativa en la población general ha resultado ser mucho más frecuente de lo que se había detectado anteriormente. El estudio OLFACAT estima que 1,2 millones de catalanes adultos, 7,7 millones de españoles y más de 82 millones de ciudadanos de la UE sufren una disfunción del olfato, de los que 20.000 catalanes, 120.000 españoles y 1,5 millones de ciudadanos de la UE tienen una pérdida total de este sentido. El estudio también determina los principales factores de riesgo: ser hombre, tener una historia de pérdida del olfato y la autopercepción de tener un olfato malo son factores de riesgo de perder capacidad de detección olfativa; un bajo nivel educativo, la auto-percepción de tener un olfato malo y el embarazo son factores de riesgo de perder la memoria/reconocimiento de los olores; y finalmente, la edad avanzada, la auto-percepción de tener un olfato malo, haber sufrido un traumatismo craneoencefálico y tener una historia de pérdida del olfato son factores de riesgo de perder capacidad de identificación de los olores. Sorprendentemente, tanto el tabaquismo como la exposición a sustancias nocivas son factores de protección leve para la memoria/reconocimiento de los olores.

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