¿Están los desempleados en mayor riesgo de ataque cardiaco?
Perder varios trabajos es tan dañino como fumar o la enfermedad crónica, halla un estudio
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_131517.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 02/18/2013) Traducido del inglés: martes, 20 de noviembre, 2012 Además, los riesgos cardiacos asociados con el desempleo repetitivo podrían ser equivalentes a los planteados por los factores de riesgo cardiovascular mayores, como fumar y sufrir de diabetes o de presión arterial alta (hipertensión).
Los investigadores, quienes entrevistaron a casi 13,500 adultos mayores durante casi dos décadas, dijeron que los hallazgos parecen aplicarse de igual forma a hombres y mujeres de todos los grupos raciales y étnicos importantes.
"Nuestro estudio investigó cómo las distintas dimensiones de la inestabilidad laboral se asociaban con un mayor riesgo de ataque cardiaco", señaló el autor líder del estudio Matthew Dupre, del departamento de medicina comunitaria y familiar de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.
"Lo que hallamos es que los riesgos de ataque cardiaco eran significativamente más elevados entre los desempleados, y que los riesgos aumentaban de forma incremental con cada pérdida adicional de trabajo", añadió. La jubilación voluntaria no se asoció con un aumento en los problemas de salud cardiaca.
La presión de perder múltiples trabajos resulta tan nociva para el corazón como la enfermedad crónica o las conductas negativas duraderas, advirtió.
"Por ejemplo, aunque se sabe que el estatus actual de tabaquismo es un factor de riesgo para los eventos cardiovasculares, los patrones de uso de tabaco a largo plazo son predictores más potentes del riesgo", anotó Dupre. "De forma similar, no es el inicio de la hipertensión o de la diabetes tipo 2 lo que aumenta el riesgo de ataque cardiaco, sino la presión que esas enfermedades ejercen sobre el sistema cardiovascular con el tiempo. Nuestros hallazgos respecto a los antecedentes de desempleo se hacen eco, en gran medida, de estas asociaciones prolongadas y acumulativas".
Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 19 de noviembre de la revista Archives of Internal Medicine, los autores analizaron las respuestas bianuales sobre el estatus de desempleo provistas entre 1992 y 2010 por los participantes del Estudio de salud y jubilación de EE. UU., que tenían entre 51 y 75 años de edad. Las respuestas se correlacionaron con la incidencia de ataque cardiaco en el mismo periodo.
Un 14 por ciento dijeron estar desempleados cuando el estudio inició. Y casi siete de cada diez experimentaron la pérdida de al menos un empleo en el periodo del estudio, que se solapó con el inicio de la recesión en 2008, cuando el desempleo alcanzó su punto máximo en 30 años en EE. UU.
Casi el ocho por ciento sufrieron un ataque cardiaco en el periodo del estudio, y era más probable que fueran hombres blancos mayores, y también que vivieran en el sur.
Unos bajos ingresos, unos niveles educativos bajos, la falta de seguro de salud, tener sobrepeso o ser obeso, sufrir de hipertensión o diabetes, de una discapacidad, de depresión, y un estilo de vida sedentario también aumentaron el riesgo de ataque cardiaco.
Pero los autores hallaron que independientemente de todos los otros factores de riesgo, las probabilidades de experimentar un ataque cardiaco aumentaban con cada pérdida de un empleo (hasta cuatro o más pérdidas), cuando se comparaba con los que nunca habían perdido un trabajo.
Además, aunque el primer año de desempleo se asoció con un aumento en el riesgo de ataque cardiaco, el desempleo superior a un año no pareció elevar más el riesgo.
Los datos no incluyeron el motivo de la pérdida del trabajo ni la naturaleza exacta de los empleos, y los autores advirtieron que ambos factores podrían tener mucho que ver con el riesgo de ataque cardiaco. Dupre también dijo que se necesita más investigación antes de poder establecer causalidad directa.
En un editorial acompañante del estudio, William Gallo, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, comentó que investigaciones futuras deben concentrarse en el cómo y el por qué de la asociación, lo que incluye si la etapa vital en el momento en que se pierde el empleo afecta el riesgo cardiaco. Los participantes del estudio estaban en o cerca del final de sus carreras.
Gregg Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, señaló que los estudios han mostrado que el desempleo resulta en un estrés fisiológico considerable. "Ese estrés se ha asociado con un riesgo excesivo de eventos cardiovasculares", advirtió. "Y el estrés en sí lleva a una variedad de respuestas proinflamatorias que pueden ser una vía causal de más eventos cardiovasculares".
Pululan algunas teorías de que las personas que pierden sus trabajos prestan menos atención general a su salud, añadió Fonarow. "Un menor acceso a la atención de salud entre los desempleados también puede tener algo que ver, al igual que un exceso de bebida, volver a fumar, hacer menos ejercicio, o comer de forma menos sana", planteó. "Mientras más información podamos obtener mejor, porque obviamente se trata de una situación compleja con muchos factores contribuyentes".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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