19 AGO 09 | Diálogo con Osvaldo Podhajcer
Hablemos un poco de la terapia génica
Doctor en Ciencias Biológicas, fuera del laboratorio.
Página 12
Diálogo con Osvaldo Podhajcer Las terapias génicas, como tantas otras en la historia de la medicina, aparecieron como la cura de todos los males, y como tantas otras en la historia de la medicina, no es así. Sin embargo, permiten grandes y promisorios adelantos en la lucha contra el cáncer.Por Leonardo Moledo
–¿Y el jinete?
–Desensilló hasta que aclare. Mmmm... cuando elegí este lugar, un café, para hacer la entrevista, yo le dije que los laboratorios tienen poco que ver con la ciencia y usted me dijo que eso está cada vez más claro. ¿Qué quiere decir eso?
–Bueno, a lo que me refería es a que, cada vez más, la ciencia trasciende el laboratorio. Hoy hay una necesidad cada vez más grande por parte de los científicos de comunicar qué es lo que están haciendo, sobre todo por un reclamo de parte de la comunidad de saber qué se financia con los impuestos. Es un poco, también, la necesidad de salir de este espacio y de desmitificar al científico trabajando en una campana de cristal. Me refería, cuando decía eso, a la interacción....
–Yo me refería a otra cosa: en el laboratorio se mide, pero la ciencia se hace, fundamentalmente, cuando se piensa. Y eso no entra en el laboratorio.
–Sí, pero por otra parte también es cierto que las mejores ideas chocan contra la infraestructura. Muchas veces se tiene una gran idea, pero es imposible llevarla a cabo por falta de tecnología, por ejemplo. En ese sentido, creo que el laboratorio es indispensable.
–Sí, pero no lo es todo. ¿Y qué hace usted en el laboratorio?
–Bueno, he desarrollado un proyecto en el área de terapia génica, que consiste esencialmente en usar los genes para curar enfermedades, ya sea en enfermedades hereditarias (donde está bien claro cuál es el gen de la enfermedad) como en enfermedades no hereditarias (como, por ejemplo, el cáncer), donde hay genes involucrados pero que no necesariamente se transmiten de padres a hijos. Eso fue hasta fines del ’90, aproximadamente.
–¿Y después?
–Luego nos inmiscuimos en el área de la genómica, aprovechando las nuevas tecnologías para encontrar genes que tuvieran importancia en el diagnóstico o en el tratamiento de las enfermedades. Lo último que estamos haciendo, desde hace unos tres años, es incorporar las células madre como herramienta para llevar genes. Las células madre tienen la particularidad de que son “llamadas” por los tejidos y son incorporadas a esos tejidos. Esos tejidos pueden ser órganos normales o también pueden ser un tumor. Como el tumor está liberando factores químicos que están llamando a la célula madre, entonces nosotros nos planteamos la posibilidad de modificar esas células madre incorporándoles genes terapéuticos. La conjunción sería identificar los genes mediante el uso de herramientas genómicas, generar los vectores virales para meter esos genes y meter esos vectores dentro de la célula madre para que lleguen al tumor. Esa es, más o menos, la manera en que se fue encadenando la investigación a lo largo de los años.
–¿En qué están las terapias génicas desde el punto de vista práctico? Pregunto porque nosotros tendemos a pensar, siempre que aparece una nueva tecnología, que es la solución a todos los problemas. Pasó con los antibióticos, con las vacunas...
–Bueno, eso tiene que ver con cómo es la historia de la ciencia. Pasó, como usted decía, con los antibióticos: se pensó que curarían todo, y ahora resulta que son muy buenos pero sólo para algunas enfermedades. Con la terapia génica pasa lo mismo. Hubo un boom, sobre todo en la década de los ’90, se pensó que eran la panacea. Hoy, con nuestra investigación, podemos decir que potencialmente la terapia génica podría curar todas las enfermedades.
–Otra vez.
–Potencialmente.
–Bueno, es algo. Más precautorio.
–Sí. El problema sería cómo hacer realmente para que los genes lleguen a la célula a la que tienen que curar. Creo que ése es el tema central, por lo menos en lo que tiene que ver con enfermedades crónicas. Al mismo tiempo, es necesario evitar que eso afecte al tejido normal. Dejemos eso a un costado. De lo que no hay duda es de que la terapia génica es muy efectiva: hay casos de chicos con síndromes muy serios que fueron curados, salieron de la burbuja y viven una vida normal. Si se consigue que el gen llegue a la célula a la que tiene que llegar, la terapia es muy efectiva.
–¿Qué hace el gen cuando llega a la célula?
–En el caso de las enfermedades hereditarias, compensar el hecho de que el otro gen no esté activo. Lo que se hace es aportar una copia nueva, que comienza a producir la proteína que hace falta, y eso se arregla. Lo mismo pasó con la degeneración de mácula en el ojo. Hay gente que empezó a recuperar la visión. Evidentemente conociendo el gen y logrando que llegue, se cura. El punto es cómo lograr eso, por ejemplo, en enfermedades diseminadas: ¿cómo se hace para llegar con un gen terapéutico a un cáncer diseminado? Ahí es donde aparece el problema. Igualmente se están aportando nuevas herramientas.
–A ver...
–Bueno, están los virus oncolíticos que, a diferencia de la percepción inicial (donde se decía que los virus no tenían que multiplicarse porque acarreaban un efecto dañino), lo que se hace ahora es que sí se multipliquen, pero en un contexto determinado que uno lo fuerza haciendo ingeniería genética del virus. ¿Qué es lo que nosotros hacemos? En lugar de que se multiplique con sus propios mecanismos, sacamos un promotor (partícula de ADN que regula la actividad de los genes, en este caso, el que regula la multiplicación viral) y en su lugar le ponemos un promotor del gen tumoral. Ahora toda la partícula viral está regulada por un promotor que corresponde al gen del tumor. Si el virus infecta a una célula normal, no se va a multiplicar, porque ese gen no está activo, mientras que si afecta a una célula tumoral, sí se va a multiplicar, porque está activo. Ahí el virus replica y al replicarse hace miles de copias, mata a la célula y comienza a diseminarse. Liberadas las partículas virales, se infectan las células que están alrededor. Así se va infectando todo el tumor, hasta que queda un momento en que ya no quedan más células malignas sino solamente células normales. En ese momento el virus deja de replicarse.
–¿Eso ya se ha probado?
–Hay menos de diez ensayos clínicos por ahora. Esto es un estudio hecho en animales de laboratorio. Lo que demostramos es que lo importante no es atacar solamente a la célula maligna per se sino también a las que forman el estroma tumoral: un conjunto de células que antes se consideraban benignas, pero que ahora se sabe que contribuyen al desarrollo del tumor. Hay que entender que el cáncer es como un órgano: no está compuesto de un solo tipo de células. Hay una conversación siempre entre la célula maligna y su entorno, que es lo que le permite diseminarse. Lo que nosotros concluimos es que no basta con atacar a la que lleva la batuta, sino que hay que atacar a todos los actores de ese “órgano cáncer”.
–¿Y entonces?
–Demostramos que si en un modelo animal con este virus eliminamos perfectamente al tumor, en un ciento por ciento de los casos. Cuando uno agrega este mismo virus, pero le agrega a las células tumorales estas células del estroma, al virus no le es tan fácil. Entonces lo que hicimos fue armar un virus que sí se pudiera replicar en las células del estroma. Ahí logramos que el efecto fuera impresionante. Después hubo otra serie de cosas que observamos. Por ejemplo, hay una “conversación” tan importante...
–Una “conversación” química, supongo.
–Sí..., tan importante que esos factores químicos que producen las células del estroma hacen que el virus sea más activo en las células tumorales también....
–A ver..., no entiendo muy bien.
–Bueno, se lo simplifico. En esencia lo que demuestra el trabajo es que las células del estroma son importantísimas en el crecimiento de un tumor. Y, además, que si uno quisiera pensar en una terapia total debería pensar en atacar tanto a las células malignas mismas como a las que están en el entorno, o interrumpir esa conversación. Eso se puede hacer, aunque no es tan fácil, porque esa comunicación se da a partir de factores químicos complejos.
–Por ahora se estudia en animales...
–Nosotros, sí. Pero hay grupos en el mundo que usando estos virus están ya en ensayos clínicos.
–¿Y cómo van esos ensayos?
–Lo que está claro es que el temor que se tenía de que la multiplicación del virus fuera tóxica desapareció. Los ensayos clínicos están dando que no es tóxico, o sea que la parte de bioseguridad está perfectamente controlada.
–¿Le parece posible que aparezca en su campo de estudios una idea tan novedosa como lo fue en su momento la microbiología?
–La terapia génica es eso.
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