Imagen de la reconstrucción. (Foto: PNAS) CRISTINA DE MARTOS
25 AGO 09 | Bioingeniería
Un 'parche' de células para reparar tejidos dañados tras un infarto
El injerto se cultivó en el organismo de los roedores que luego lo recibirían. Su uso en humanos aún es lejano, pero la experiencia es prometedora. El Mundo, España
Una de las terapias que está más en boga en medicina es la ingeniería de tejidos a partir de células madre. La cardiología, y en especial el manejo del infarto, es uno de los campos en los que estas técnicas se están probando. Un grupo de investigadores israelíes acaba de comunicar el avance más reciente: la creación de un 'parche' celular para subsanar el daño del infarto que se cultiva en el propio corazón del individuo.
Cuando una persona sufre un infarto de miocardio, una parte del tejido cardiaco muere o sufre graves lesiones, que dan origen a un tejido cicatricial inútil, debido a la falta de oxígeno. La capacidad de este órgano para regenerarse es limitada, por eso, si la extensión del daño es muy grande, el corazón no es capaz de realizar su función. En los últimos años se han puesto en práctica terapias celulares, tanto con inyección directa de células como con la fabricación de 'parches', con mayor o menor éxito.
Sin embargo, "nunca antes se había hecho algo parecido a esto", relata a elmundo.es Francisco Fernández-Avilés, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid. "La idea de utilizar el organismo para cultivar el parche es muy ingeniosa", añade este experto.
Los investigadores, procedentes de la Universidad Ben-Gurion del Néguev, idearon una novedosa técnica cuyo objetivo era salvar uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los parches cardiacos. Para que éstos sean viables y útiles es imprescindible que logren una buena vascularización. Si no se forman vasos sanguíneos en el parche y estos no se acoplan adecuadamente con los del tejido en el que es implantado, el injerto fracasará.
En lugar de cultivar los parches enteramente en el laboratorio, los autores decidieron trasladar su producción –a base de una matriz sintética en la que se depositan células cardiacas neonatales- después de 48 horas al epiplon (una membrana que recubre el abdomen) de las ratas. El parche permaneció durante siete días injertado en dicho tejido, tiempo en el que aparecieron vasos sanguíneos en él.
Efecto beneficioso
“Después de trasplantarlos al tejido cicatricial, los parches cardiacos se combinaron estructural y eléctricamente con el miocardio del receptor, dando lugar a un efecto beneficioso sobre la función ventricular sistólica y diastólica”, escriben los autores.
Para Fernández-Avilés, "los resultados son muy relevantes". Además de la originalidad del enfoque, el experimento tiene tres grandes logros: la conexión de los vasos del parche con los del corazón, que el parche se contrae de manera sincrónica con el músculo cardiaco, "algo importantísimo", y que "el injerto creado evita la dilatación del corazón [una consecuencia de los infartos] y mejora su función".
"Utilizar el cuerpo como un biorreactor en el que fraguar el tejido cardiaco con una red estable y funcional de vasos sanguíneos representa una mejora significativa en la creación de parches cardiacos por encima de otros métodos ex vivo empleados en la actualidad para su producción", concluye el estudio.
Aunque lejos aún de ser aplicado en seres humanos, "principalmente porque se trata de una técnica muy agresiva y los pacientes infartados tienen una salud delicada", explica el experto español, "se trata de la primera experiencia 'in vivo' con parches cardiacos y los resultados son relevantes", añade.
No hay comentarios:
Publicar un comentario