25 AGO 09 | Conducta ingestiva
Preocupan a los médicos cinco nuevos trastornos alimentarios
A la bulimia y la anorexia se suman otras conductas hasta ahora desconocidas o poco frecuentes. Van desde atracones hasta comer sólo algunos alimentos. El 90% de quienes los sufren son mujeres. Clarin.com
Por: Gisele Sousa Dias
Cuando se habla de trastornos de la alimentación inevitablemente los primeros que vienen a la cabeza son "bulimia" y "anorexia". Pero otros desórdenes que hace un tiempo eran desconocidos o poco frecuentes empezaron a instalarse con un factor que los agrava: no se los suele considerar un problema y si el médico no interroga, no saltan. Atacar la heladera de madrugada, no comer en el día para poder tomar alcohol de noche, vivir copiando dietas mágicas de revistas, comer siempre lo mismo o vivir obsesionado por comer sano, son algunos de ellos. Aunque no sea exclusivo, el tema es una cuestión de género. Según la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), el 90% de quienes sufren un trastorno de la alimentación son mujeres. Estos son los nuevos trastornos sobre los que alertan los especialistas.
Síndrome del comedor nocturno
"Son personas que por preocupaciones, ansiedad y poca verbalización de sus problemas, suelen despertarse varias veces de noche para atacar la heladera", explica Marcelo Bregua, psicólogo especialista en desórdenes alimentarios de ALUBA. "La diferencia con la bulimia es que no tienen conductas compensatorias, es decir, no salen corriendo a vomitar, a tomar un diurético o a hacer ejercicio: calman la ansiedad a través de la comida y vuelven a acostarse". Susana Gutt, jefa de Nutrición del Hospital Italiano, suma: "Se calcula que de madrugada ingieren un 50% de su ingesta de calorías diaria, por lo que la mayoría tiene sobrepeso u obesidad. No se levantan a comer lechuga, en general comen alimentos de alta densidad calórica, como dulces, harinas y grasas".
Por esta conducta, los comedores nocturnos suelen tener problemas con sus parejas y cuánto más les marcan el problema, más comen. Lo padecen entre el 1 y el 5% de la población y entre los que consultan porque están obesos, del 8 al 9%.
Permarexia
"Son personas jóvenes que viven a dieta, pero no bajo control médico: recurren a las dietas de las famosas en las revistas", describe Bregua. "Lo hacen mujeres adultas, profesionales, de alto nivel de educación, no es gente que no sabe lo que hace", acota Gutt. Se las puede reconocer porque viven atentas a las calorías que tienen los alimentos, y suben y bajan de peso con frecuencia por el efecto rebote de las dietas.
Drunkorexia
"Este verano tuvimos un problema terrible con esto: son jóvenes que no comen o comen un yogur en el día para poder consumir todo el alcohol a la noche y no engordar. Saben que el alcohol fija las grasas, pero no renuncian a él: renuncian a las grasas", explica Bregua.
Síndrome del comedor selectivo
Van dejando de comer algunos alimentos y consumen menos de diez a lo largo de dos años. Por ejemplo, primero dejan las verduras, después las carnes, las frutas y terminan comiendo sólo milanesas, chocolates y gaseosas. Muchos no las dejan sino que nunca las incorporan: hay chicos desde los 3 años con este síndrome. "Si en esa lista no hay lácteos van a tener carencia de calcio, si no hay fuente de hierro van a tener anemia. Las carencias nutricionales no siempre producen la muerte, pero provocan una mala calidad de vida", dice Gutt.
Ortorexia
"Buscan la perfección en el comer, desde alimentos orgánicos, productos light o macrobióticos, y hacen una suerte de composición propia de lo que creen que es saludable. Se restringen todo: no toman café porque creen que puede provocar problemas cardíacos, no comen pollo porque está lleno de hormonas, no comen tomate porque si es perfecto está manipulado genéticamente. Pueden terminar desnutridos, por lo que el objetivo inicial termina en lo contrario", dice Silvio Schraier, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y docente de la UBA.
Que ahora existan deliveries de kiosco o blogs que enseñan a perder peso o a encubrir el resultado de los análisis para que nadie detecte un trastorno no significa que las condiciones están dadas para que alguien se enferme, pero quienes tienen una predisposición encuentran ahí un rumbo. Que estos trastornos ya preocupen deja en evidencia un déficit crónico en prevención.
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