viernes, 28 de agosto de 2009

desesperanza: aumenta los riesgos de ictus en mujeres sanas

desesperanza (imágenes google)
Diariomedico.com
ESPAÑA
MÁS GROSOR DE LAS ARTERIAS DEL CUELLO
La desesperanza aumenta los riesgos de ictus en mujeres sanas
Según un estudio de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, las mujeres de edad media desanimadas parecen sufrir un engrosamiento de las arterias del cuello, que puede ser el primer síntoma de un ictus.


DM Nueva York - Viernes, 28 de Agosto de 2009 - Actualizado a las 16:49h.

llave conceptual:
1. La desesperanza, el pesimismo y el abatimiento influyen sobre las arterias

El estudio, publicado en el último número de Stroke concluye que la desesperanza, el pesimismo y el abatimiento influyen sobre las arterias independientemente de si se sufre depresión clínica y antes de que las mujeres desarrollen enfermedades arteriales relevantes.

Los investigadores analizaron a 559 mujeres con una edad media de 50 años. El 62 por ciento eran blancas y el 38 por ciento afroamericanas sin ninguna patología ni signo de enfermedad cardiovascular. Para ello midieron su nivel de desánimo con un cuestionario sobre su futuro y metas personales y evaluaron los síntomas de depresión con otras 20 preguntas. El grosor de las arterias se controló mediante ecografía.

Los resultados indicaron una clara y progresiva conexión entre el nivel de desánimo y el incremento del grosor de las arterias del cuello. La diferencia media de grosor entre las mujeres con mayor y menor nivel era de 0,02 milímetros. El ensanchamiento era un factor independiente a la edad, raza, escala social, factores de riesgo cardiovasculares de las participantes.

“Los estudios anteriores indicaban que la desesperanza se asociaba a enfermedades cardiovasculares en hombres y mujeres con historial de episodios cardiacos. Sin embargo, este es el primero que sugiere que este sentimiento puede asociarse a ictus en mujeres sin síntomas clínicos previos de la dolencia”, señala Susan A. Everson-Rose, autora principal. “Por el contrario, no encontramos relación alguna entre el riesgo de sufrir un infarto y otros síntomas de una depresión clínica”, concluye.

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