martes, 3 de mayo de 2011

El milagro de la conversión de la sangre en cardiomiocitos - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
INVESTIGADORES DE LA JOHNS HOPKINS CREAN UN MÉTODO LIBRE DE VIRUS
El milagro de la conversión de la sangre en cardiomiocitos
Investigadores de la Universidad Johns Hopkins han logrado transformar células sanguíneas en cardiacas, y lo han hecho con un método que evita la presencia de virus y, con ello, la mayor posibilidad de aparición de cáncer como resultado
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DM Nueva York - Viernes, 29 de Abril de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


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Transformar un tipo de célula en otro diferente suele requerir el uso de virus que portan los genes necesarios para dicho trabajo. Sin embargo, los virus también son propensos a causar cambios no buscados en el ADN que podrían llevar a la aparición de cáncer. Por eso investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), están evitando el empleo de virus mediante plásmidos episomales no integrados que transformen las células sanguíneas en células cardiacas.

El objetivo era recrear las condiciones experimentadas por un embrión cuando esas células primitivas se crean en diferentes tipos celulares

El proceso fue iniciado por Paul Burridge, investigador posdoctoral de la Universidad Johns Hopkins, que estudió las técnicas existentes hasta dicho momento en la creación de células cardiacas. En total analizó 48 variables, entre las que se incluían barreras, enzimas y factores de crecimiento. Tras examinar la combinación de cientos de estas variables, Burridge redujo las opciones a entre cuatro y nueve componentes esenciales para cada una de las tres etapas clave en el desarrollo cardiaco.

Más allá de la búsqueda de la simplificación del proceso, un beneficio añadido era el de la reducción de costes, más importante si cabe en nuestros días. Por eso se utilizó un medio de crecimiento más barato para el desarrollo de las células, concretamente una décima parte más económico que los medios estándar.

Más allá de la búsqueda de la simplificación del proceso, un beneficio añadido era el de la reducción de costes, más importante si cabe en nuestros días

El proceso


En los experimentos con el nuevo medio de crecimiento, el equipo de la Johns Hopkins comenzó empleando células madre de cordón umbilical y plásmidos para transferir siete genes a dichas células madre. Mediante el envío de un pulso eléctrico a las células, lograron unos pequeños huecos en su superficie a través de los cuales los plásmidos pudieran deslizarse. Una vez en su interior, éstos provocaron que las células revertieran en un estado celular más primitivo y que pudieran sacarse como varios tipos de células. En esta etapa es cuando se les llama células madre pluripotenciales inducidas (iPSC, por sus siglas en inglés).

Las iPSC recién formadas fueron entonces bañadas en la nueva fórmula de crecimiento, a la que los investigadores llamaron sistema de diferenciación universal cardiaca. Finalmente incubaron las células en contenedores que reducían el oxígeno a un cuarto de los niveles atmosféricos.

"La idea es recrear las condiciones experimentadas por un embrión cuando esas células primitivas se desarrollan en diferentes tipos celulares", ha explicado Burridge. Además, añadieron un producto químico llamado alcohol polivinílico (PVA, por sus siglas en inglés), que funciona como el pegamento para mantener unidas a las células.

De esta forma, nueve días más tarde las iPSC sin virus se convertían en células cardiacas funcionales, cada una con el tamaño del ojo de una aguja de coser.

Casi un 100% de células
Paul Burridge, investigador principal del estudio de la Universidad Johns Hopkins, realizó un cuenteo de la frecuencia con la que las iPSC se convertían en células cardiacas en los platos petri gracias a un microscopio e identificando cada cluster de células. En cada una de las once líneas celulares evaluadas y cada uno de los platos de células había una media de un 94,5 por ciento de células cardiacas que latieran.

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