La mayoría de enfermos con fibromialgia sufre un retraso de varios años en el diagnóstico, afirma la Sociedad Española de Reumatología
Redacción
En la actualidad no existe una prueba diagnóstica que indique de forma cien por cien fiable que el paciente padece esta enfermedad, por lo que hay que recurrir a criterios diferentes, como las escalas de dolor o de calidad de vida, tal como se ha recordado en el XXXVII Congreso Nacional de la SER que se está celebrando en Málaga
Málaga (13-5-11).- Se estima que la prevalencia de la fibromialgia en España es de un 2,3 por ciento, según el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología (SER), lo que supone casi un millón de afectados por esta patología en el país. Y su prevalencia es mucho más frecuente en mujeres (95 por ciento de los casos).
En la actualidad no existe una prueba diagnóstica que indique de forma cien por cien fiable que el paciente padece fibromialgia, por lo que hay que recurrir a criterios diferentes, como las escalas de dolor o de calidad de vida. El pasado año se acordaron nuevos criterios de clasificación de la fibromialgia mucho más específicos que los existentes hasta el momento -marcados por el American Collegue of Rheumatology (ACR)-.
El doctor Jordi Carbonell, del Servicio de Reumatología del Hospital del Mar y Hospital de la Esperanza de Barcelona, ha asegurado, en el marco del XXXVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología (SER) que se está celebrando en Málaga, que “en los últimos criterios diagnósticos del ACR se definen los puntos centrales de la enfermedad. En la actualidad el diagnóstico se realiza por el dolor generalizado asociado a la presencia de síntomas característicos de la patología y éste se define a través de un instrumento (el índice de dolor generalizado), y los síntomas con la escala de severidad sintomática”.
El papel de la exploración física va más allá de contar puntos dolorosos, que desaparecen, y se centra en la seguridad de la ausencia de otras enfermedades dentro o fuera del aparato locomotor que justifiquen los síntomas y por tanto reconocen la enfermedad.
Según este experto, “la mayoría de los enfermos que se tratan presentan historias de muy larga duración, tardan años hasta que se les diagnóstica de fibromialgia”. Además, esta enfermedad se sigue confundiendo a menudo con otras afecciones como patologías de raquis lumbar y cervical, hipotiroidismo, patología autoinmune, etcétera.
Para finalizar, el Dr. Carbonell ha insistido, con motivo también del Día Mundial de la Fibromialgia y la Fatiga Crónica que se celebra el 12 de mayo, en que “se debe mejorar la formación de los profesionales y la información de los pacientes. Los afectados deben implicarse más en su proceso de curación a través del ejercicio terapéutico y la psicoterapia, mientras que también se debería hacer un uso más juicioso de los analgésicos y los psicofármacos”.
En el marco del XXXVII Congreso Nacional de la SER también se ha puesto de manifiesto que en los últimos años diversos estudios han puesto de manifiesto la existencia de hallazgos morfológicos e inmunohistoquímicos anormales en las biopsias de piel de pacientes con fibromialgia. En este sentido, “se ha demostrado que el tejido conectivo de la piel está afectado y que el mastocito es una célula clave en la patogénesis de la fibromialgia”, según ha señalado el Dr. Ignacio Blanco, investigador especialista en Medicina Interna y Neumología.
Los mastocitos son células residentes del tejido conectivo, que actúan en la modulación de procesos inflamatorios. Son abundantes en piel, en todas las mucosas (aparato digestivo, respiratorio, génito-urinario, ojos), y en tendones, sistema nervioso central (tálamo, hipotálamo, hipófisis, meninges) y periférico, además de en ganglios y nervios del sistema nervioso vegetativo. “En todas estas localizaciones, mastocitos y nervios forman circuitos neuro-inmuno-endocrinos que son fácilmente activados por múltiples factores (físicos, químicos y psicológicos), liberando diversos productos que pueden provocar efectos y estímulos capaces de generar los síntomas y la hipersensibilidad del sistema nervioso central, típicos de la fibromialgia”, ha detallado el especialista.
En este sentido, ha añadido la lista de estímulos capaces de activar a un mastocito es muy amplia, y coincide con la de los estímulos que agravan la fibromialgia como alérgenos, gérmenes, cambios de temperatura, estrés, alcohol, fármacos, químicos sintéticos, etc.
Diversas patologías, muchas de ellas consideradas “psicogénicas”, incluidas diversas dermatitis, colon irritable, cistitis intersticial, endometriosis y rinitis, entre otras, también se caracterizan por el incremento del número y actividad de mastocitos, y están frecuentemente asociadas a la fibromialgia, “lo que apoya un sustrato anatómico y fisiopatológico común”.
En opinión del Dr. Blanco, “de acuerdo con lo anterior, la fibromialgia podría ser la consecuencia de un incremento del número de mastocitos activados en el tejido conectivo, en respuesta a diversos estímulos, conocidos o desconocidos, en personas predispuestas (sobre todo mujeres, cuyos mastocitos son activados por estrógenos), con o sin defectos genéticos favorecedores (como el déficit de alfa-1-antitripsina)”.
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viernes, 13 de mayo de 2011
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