sábado, 8 de agosto de 2009
ALCOHOLISMO
ALCOHOLISMO I/VI
El alcohol se asocia con hasta 60 enfermedades físicas y psiquiátricas
JANO.es · 05 Agosto 2009 08:05
El consumo de alcohol está presente en, cuando menos, el 31% de los accidentes de tráfico
El consumo excesivo y prolongado de alcohol puede llegar a causar hasta 60 enfermedades físicas y psiquiátricas diferentes, según ha informado en el día de hoy la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), a través de su vicepresidente, el Dr. Josep Guardia.
Según sus palabras, “el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que tiene como principales síntomas la dificultad para controlar el consumo de alcohol (adicción), la ansiedad, la angustia o el insomnio, trastornos que podrían atenuarse con un tratamiento farmacológico enfocado a reducir la hiperexcitación del SNC causada por el consumo excesivo y prolongado de alcohol”.
Asimismo, el consumo excesivo de alcohol “aumenta el riesgo de sufrir accidentes y lesiones al volante, cuya probabilidad y gravedad guardan relación directa con la cantidad de alcohol ingerido”.
En este sentido, el número de accidentes de tráfico que tienen como causa el consumo de alcohol, drogas o psicofármacos, “aumenta un 40% en verano, especialmente en los desplazamientos cortos”, según datos de la Memoria del Instituto Nacional de Toxicología ofrecidos por Socidrogalcohol.
Además, en el 31% de los casos, los conductores habían consumido bebidas alcohólicas. Por tanto, “el alcohol sigue apareciendo en cada estadística como factor concurrente o determinante en un tercio de los siniestros de circulación, con un total de 700 víctimas mortales”.
Socidrogalcohol
ALCOHOLISMO II/VI
El alcohol causa una de cada 25 muertes que se producen en el mundo
JANO.es · 26 Junio 2009 14:30
Es también responsable del 5% de los años vividos con discapacidad
Una de cada 25 muertes que se producen en todo el mundo, así como el 5% de la totalidad de los años vividos con discapacidad, son atribuibles al consumo de alcohol, según concluye un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Adicción y Salud Mental de Toronto (Canadá) y publicado en la revista The Lancet (2009;373:2223-2233).
Los investigadores, dirigidos por el Dr. Jürgen Rehm, descubrieron que, globalmente, el consumo de alcohol medio es equivalente a los 6,2 litros de etanol puro al año o a alrededor de 12 unidades por persona a la semana. En Europa, el dato es superior, alcanzando los 11,9 litros de etanol por persona por año o 21,5 unidades por semana. En Norteamérica estos datos son de 9,4 litros o 18 unidades.
Según los investigadores, los hombres consumen más alcohol que las mujeres en todas las regiones del mundo, si bien la tasa varía dado que las mujeres de países con ingresos altos consumen más que las de los países pobres. Los autores han tenido en cuenta para la interpretación de estos datos que el 45% de los hombres y el 66% de las mujeres en la población mundial no beben alcohol, la mayoría nunca en su vida.
Los resultados muestran que, en 2004, el 3,8% de todas las muertes que se produjeron a nivel global, aproximadamente 1 de cada 25, eran atribuibles al alcohol. De ellas el 6,3% se produjeron en hombres y el 1,8% en mujeres.
Cáncer, ECV, heridas y cirrosis hepática
La mayoría de las muertes causadas por el alcohol se debían a heridas, cáncer, enfermedad cardiovascular y cirrosis hepática. De forma global, las muertes atribuibles a la bebida han aumentado desde el año 2000, principalmente debido al aumento en el número de mujeres que consumen alcohol. En las personas de menos de 60 años, la proporción era superior al 5,3% entre quienes tomaban alcohol.
Europa tenía la mayor proporción de mortalidad asociada al alcohol, con 1 de cada 10 muertes atribuibles. En Europa, los países de la antigua Unión Soviética tenían la proporción más elevada, con una de cada siete muertes o el 15% de la mortalidad. En relación al volumen de alcohol consumido por persona, las tasas de mortalidad atribuibles a la bebida fueron superiores en los países en desarrollo, en especial en Asia suroriental. En términos globales, las tasas de mortalidad en hombres eran cinco veces superiores a las de las mujeres.
En contraste con otros factores de riesgo tradicionales como la presión sanguínea elevada o el colesterol, la enfermedad atribuible al alcohol recae más en las personas más jóvenes que en las de mayor edad. De todos los años vividos con discapacidad que pueden ser consecuencia del alcohol, el 34% los padecían personas de entre 15 y 29 años, el 31% aquellas entre los 30 y los 44 años y el 22% de las que tienen entre 45 y 59 años.
Por todo ello, como concluyen los autores, “de forma global, el efecto del alcohol sobre la carga de enfermedad es del mismo tamaño que el del tabaquismo en el año 2000, pero es superior en los países en desarrollo. Un descubrimiento que no sorprende ya que el consumo global está aumentando, sobre todo en los países más poblados como India y China”.
Centro de Adicción y Salud Mental de Toronto
The Lancet (2009;373:2223-2233)
ALCOHOLISMO III/VI
La OMC pide que se retome la Ley del Alcohol de Salgado
JANO.es · 25 Junio 2009 17:35
Consideran que es la mejor para evitar el inicio del consumo en menores
La Organización Médica Colegial (OMC) ha solicitado hoy al Ministerio de Sanidad y Política Social que retome el anteproyecto de la Ley del Alcohol que propuso en 2007 la entonces titular de la cartera, Elena Salgado, para evitar el inicio en el consumo en los menores de edad. No en vano, los últimos estudios reflejan que uno de cada cuatro jóvenes españoles se emborracha cuatro veces al mes, datos que, según el presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodríguez Sendín, “eran de esperar”.
Después de que el Gobierno diera marcha atrás “por falta de consenso” hace dos años al anteproyecto de Ley de medidas sanitarias para la protección de la salud y la prevención del consumo de bebidas alcohólicas por menores propuesto por la hoy vicepresidenta segunda de Economía, los médicos han manifestado su “deseo” de volver a impulsar dicha norma, ya que “no hay otra solución para evitar el inicio en el consumo del alcohol, porque una vez que el consumo se inicia las posibilidades de éxito son mucho menores”.
En palabras del Dr. Rodríguez Sendín, “las medidas represivas nunca son buenas, pero en este caso no es represivo evitar el consumo precoz en niños”. Así, se hace necesaria una norma que regule el acceso de los jóvenes a estas sustancias “a pesar de lo complejo que es el tema y los intereses que hay en juego”.
Para ello, el presidente de la OMC ha asegurado que lo más adecuado es “reutilizar las medidas que ya incluyó Salgado en su anteproyecto que se centraban en la regulación de la publicidad de estas sustancias y en dificultar el acceso de los menores de edad, ya que no hay otras mejores. Podemos estar perdiendo buena parte del cerebro de los futuros adultos españoles como consecuencia de tomar tarde una decisión que ya había que haber tomado”. Y es que, recordó, “no es lo mismo comenzar a beber a los 13 que a los 18, ni tampoco hacerlo con atracones como está ocurriendo”.
Del mismo modo, la OMC ha reafirmado hoy su posición ante la situación de la actual Ley Antitabaco, reiterando en la necesidad de “endurecerla y también cumplirla. Y es que se están relajando tanto algunos elementos preventivos que incluso se penaliza a aquellos sectores que la están cumpliendo”.
Ministerio de Sanidad y Política Social
OMC
NEUROLOGÍA IV/VI
El alcohol modifica la actividad cerebral en tan sólo seis minutos
JANO.es · 16 Junio 2009 14:00
La concentración de metabolitos cerebrales como la creatina o la colina disminuye a medida que se incrementa la del alcohol
Según los resultados de un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Heidelberg (Alemania) y publicado en el último número de la revista Journal of Cerebral Blood Flow and Metabolism (2009;29:891-902), el tiempo que transcurre entre el consumo de una cantidad de alcohol equivalente a tres vasos de cerveza o dos de vino –o lo que es lo mismo, una tasa de alcohol en sangre del 0,5 o del 0,6– y la aparición de cambios en las células cerebrales es de tan sólo seis minutos.
La evidencia deriva del uso, por primera vez –los datos recabados hasta el momento derivaban de trabajos llevados a cabo exclusivamente con modelos animales– de espectroscopia por resonancia magnética.
En palabras del Dr. Armin Biller, investigador principal del estudio, “nuestro trabajo proporciona evidencia de la utilización de energía alternativa en relación a la ingestión de alcohol. Por ejemplo, el cerebro utiliza un derivado del alcohol en lugar de la glucosa para su necesidad de energía”. Así, el cerebro reacciona rápidamente al alcohol, por lo que el efecto nocivo se produce con rapidez.
Durante el experimento, la concentración de sustancias tales como la creatina, que se relaciona con la protección de las células, se reduce a medida que la concentración de alcohol se incrementa. La colina, un componente de la membrana de las células, también se reduce. “Un efecto que probablemente indique que el alcohol induce cambios en la composición de las membranas de las celulares”, apuntan los autores.
Asimismo, e igual que el efecto del alcohol llega con rapidez, también suele desaparecer sin dejar secuelas. “Nuestro seguimiento mostró al día siguiente que los cambios en los metabolitos cerebrales después de un consumo moderado de alcohol en personas sanas resultaron completamente reversibles”, indican los investigadores.
Sin embargo, como concluye el Dr. Biller, “asumimos que la habilidad del cerebro para recuperarse del efecto del alcohol decrece o queda neutralizado a medida que el consumo de alcohol aumenta. Los efectos agudos demostraron en nuestro estudio que podrían posiblemente formar la base de un daño cerebral permanente que se produce en alcohólicos. Esto debería clarificarse en futuros estudios”.
Journal of Cerebral Blood Flow and Metabolism (2009;29:891-902)
Universidad de Heidelberg
REUMATOLOGÍA V/VI
El alcoholismo reduce la densidad ósea de los varones jóvenes
JANO.es · 16 Enero 2009 12:50
El efecto no se observó en las mujeres, protegidas por los niveles elevados de estrógenos
La literatura recoge numerosas evidencias en las que se constata la fragilidad ósea consecuente con el alcoholismo. Una relación que, de acuerdo con las conclusiones de un nuevo estudio publicado en la edición digital de la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research (DOI: 10.1111/j.1530-0277.2008.00847.x), se establece en los varones incluso durante la juventud. Por el contrario, y sorprendentemente, el riesgo de sufrir pérdida de la masa ósea no se observó en las mujeres.
El estudio, dirigido por el Dr. Peter Malik, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Innsbruck (Austria) y llevado a cabo con la participación de 57 adultos alcohólicos con edades comprendidas entre los 27 y los 50 años, mostró cómo un 25% de los varones tenía su masa ósea por debajo del nivel normal. Por el contrario, únicamente una de las 20 mujeres estudiadas presentaba deficiencia en la masa ósea. Esa diferencia, opinan los autores, podría atribuirse a los niveles relativamente altos de estrógenos en las mujeres, lo que habría protegido su densidad ósea. En cambio, los hombres carecían de esa protección y, como las mujeres, tenían altas tasas de deficiencia de vitamina D –vital para proteger la pérdida de masa ósea.
En opinión de los autores, los resultados sugieren que el nivel de masa ósea y el metabolismo óseo deben controlarse preventivamente incluso en los alcohólicos jóvenes. Pues como refirió el Dr. Malik, “el hecho de que hasta los varones jóvenes alcohólicos relativamente saludables, sin enfermedad hepática, tengan una baja densidad mineral ósea es un hallazgo importante”.
Se cree que, cuando menos parcialmente, el alcoholismo provocaría el debilitamiento óseo por sus efectos tóxicos sobre las células formadoras de hueso. Todo ello sin olvidar la influencia de los efectos indirectos: los alcohólicos comen mal y hacen poco ejercicio, dos hábitos que pueden reducir la densidad ósea. De hecho, los autores señalaron que el estudio no mostró una relación entre la densidad ósea y la duración de la adicción al alcohol o la cantidad de alcohol que los pacientes habían consumido antes de iniciar el tratamiento, aspecto que sugiere que el estilo de vida influiría en la pérdida de densidad ósea.
Según el estudio, se desconoce si la densidad ósea aumenta cuando los alcohólicos dejan de tomar alcohol, ya que pocas investigaciones han estudiado la salud de los huesos de los alcohólicos jóvenes en recuperación.
Alcoholism: Clinical and Experimental Research 2009 DOI: 10.1111/j.1530-0277.2008.00847.x
Facultad de Medicina de la Universidad de Innsbruck
PSIQUIATRÍA VI/VI
El abuso de alcohol duplica el riesgo de depresión
JANO.es · 04 Marzo 2009 11:03
La dependencia del alcohol se asocia con una probabilidad 1,9 mayor de padecer una depresión grave
El consumo excesivo de alcohol podría aumentar el riesgo de depresión, según revelan las conclusiones de un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda). El trabajo, publicado en la revista Archives of General Psychiatry (2009;66:260-266), involucró a 1.055 niños neozelandeses supervisados y entrevistados varias veces durante dos décadas y media.
En palabras del Dr. David Fergusson, director de la investigación, “en todas las edades había tendencias claras y estadísticamente significativas respecto el abuso o dependencia del alcohol asociadas a un aumento del riesgo de una depresión grave”.
El estudio encontró que un 19,4% de los participantes de entre 17 y 18 años abusaba o dependía del alcohol y que un 18,2% había sido diagnosticados con depresión. Y como apuntaron los autores, “los individuos que cumplían con el criterio de abuso o dependencia de alcohol tenían una probabilidad 1,9 veces mayor de cumplir las condiciones para una depresión grave”.
El vínculo entre ambos resultó estadísticamente significativo incluso tras tener en cuenta otras posibles causas, caso del consumo de marihuana y otras drogas ilegales, de la afiliación con "pares anormales", del desempleo y de tener un compañero o pareja que cometió crímenes. Según indicaron los investigadores, “se ha propuesto que este vínculo podría surgir de procesos genéticos en los cuales el uso de alcohol actúa para disparar señales genéricas que aumentan el riesgo de una depresión seria”.
Archives of General Psychiatry 2009;66:260-266
Universidad de Otago
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